De la Gracia a la Gloria
Humildad con la gracia. (5:5-7)
Humildad con las instituciones humanas. (2:13-17)
Ef.6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Is.53:7 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”
Hch.5:29 “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”
Humildad con los hermanos.
Humildad con habilidad. (vs.6,7)
Pr.6:16,17 “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos…”
Vigilancia para ganar. (5:8,9)
Respetar al adversario.
2 Co.11:3 “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.”
Reconocer al adversario.
Mt.11:14 “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.”
Resistir al adversario.
Ef.6:10-13 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”
Esperanza en la gloria. (5:10-14)
Tenemos la gracia de Dios.
Ef.2:8,9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.”
1 Co.12:9 “Bástate mi gracia”
Sabemos que iremos a la gloria con Dios.
v.10 “nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo”
Jn.14:2,3 “voy, pues, a preparar lugar para vosotros… vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
La iglesia gime de esperanza.
Ro.8:22 “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;”
Ro.8:23 “y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”