El Anuncio del Salvador
Romanos 10:12-21
Introducción:
A. La Presentación del Salvador (Romanos 10:1-11)
1) El Salvador revelado
2) El Salvador realizado
3) El Salvador recibido
B. El Anuncio del Salvador
1. El alcance del Evangelio (10:12,13)
A. La presentación del Evangelio
1 Corintios 15:1-4
“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;”
B. Las personas que necesitan la salvación
Marcos 16:15,16
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
C. Un plan sencillo para ser salvo
Juan 6:37
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”.
1 Juan 5:13
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”.
Juan 6:37
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”.
Lucas 23:40-43
“Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
2. El anuncio del Evangelio (10:14,15)
A. El mensaje con una necesidad
Hechos 4:12
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
B. El mensajero del Evangelio
1 Corintios 1:17,18
“Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. 18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”.
C. Los medios del Evangelio
Lucas 9:2
“Y los envió a predicar el reino de Dios…”
Hechos 13:2,3
“Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron”.
Hechos 1:8
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
3. La autoridad del Evangelio (10:16-21)
A. La confusión en el rechazo de los judíos
Mateo 23:37
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”.
Hebreos 13:1-6
Deuteronomio 31:6
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”.
Amós 9:8,9
“He aquí los ojos de Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová. 9 Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra”.
Gálatas 6:7-9
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
B. La continuación del rechazo de los judíos
Lucas 14:21-24
“24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”.
Filipenses 3:19
“el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal”.
C. La condenación en el rechazo
Juan 3:18
“El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.
Conclusión: